¿Seríamos
capaces de vivir sin un teléfono móvil? ¿Dejaríamos de lado las modernas formas
de comunicación y dejar de ser adictos? ¿Extrañaríamos marcador de carga y
descarga del dispositivo?
Vivimos enchufados a un mundo virtual. Si nos
quitamos los cascos, si apagamos el móvil, podemos darnos cuenta de que hay un
mundo más allá del sms.
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